La fructosa o azúcar natural de la fruta se encuentra en muchas plantas donde a menudo se une a la glucosa para formar el disacárido sacarosa. Es uno de los tres monosacáridos dietéticos (glucosa y galactosa) que se absorben directamente en la sangre durante la digestión.
Comercialmente la fructosa se deriva de la caña de azúcar, la remolacha azucarera y el maíz. La fructosa tiene una apariencia cristalina y seca. El jarabe de maíz con alto contenido de fructosa es una mezcla de glucosa y fructosa como monosacáridos. Todas las formas de glucosa, incluidas las frutas y los zumos, se agregan comúnmente a los alimentos y bebidas para mejorar la palatabilidad y el sabor, además de dorar algunos alimentos generalmente horneados.
Como le pasa a cualquier alimento, la fructosa en ingesta excesiva puede contribuir a varios efectos adversos de las enfermedades derivadas del azúcar, ya sea la resistencia a la insulina, obesidad, colesterol, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.