Hay una ley no escrita en Instagram: si pasas demasiado tiempo cotilleando cuentas de comida encontrarás sí o sí alguna fotografía de porridge de avena. Sí, es el nombre anglosajón, bastante más cool y milenial, de ese plato tan famosísimo que son las gachas. Y es que, aunque ahora esté de moda prepararla, decorarla y postearla en las redes, esta receta cuenta con siglos de historia. Países como el Reino Unido, Irlanda, Australia, Canadá, Islandia, Dinamarca, Suecia, Noruega o Nueva Zelanda la consumen desde tiempos inmemoriales.

Y la consumen, principalmente, como una alternativa de desayuno. Primero, porque las gachas de avena tienen una receta de preparación de lo más sencilla. Nada de pasarte horas en la cocina yendo de aquí para allá. Que no siempre tenemos tiempo suficiente. Segundo, porque son bastante baratas en términos económicos. Es más, esta es una de las razones de que surgiesen en Europa durante la antigüedad, cuando la situación de los ciudadanos era, en líneas generales, muchísimo más precaria que la de los ciudadanos europeos actuales.

Y, tercero, por los innumerables beneficios para la salud de nuestro organismo que contienen. Como os contamos en uno de nuestros artículos pasados, la avena es uno de los cereales con más proteínas, hidratos de carbono y fibra que existen en todo el mundo. Sus cualidades nutricionales lo hacen especialmente idóneo para tomar en el desayuno, la comida más importante del día, la que nos proporciona ese chute energético tan esencial durante las primeras horas de la mañana. A continuación, ahondaremos un poco más en todos esos beneficios.

Beneficios de desayunar porridge o gachas de avena

Antes de continuar, y para situarnos, debemos saber cuáles son los ingredientes de la receta del porridge. Igual suena sorprendente, pero lo único que compone este mítico plato son los copos de avena integral y agua o leche de algún tipo. Demasiado sencillo, ¿verdad? Por tanto, sus beneficios parten casi exclusivamente de los copos de avena. Como sus aportes de calcio y fósforo, minerales imprescindibles para nuestro cuerpo, especialmente para el fortalecimiento de nuestros huesos y nuestros músculos. O su efecto regulador del tránsito intestinal.

Pero no son los únicos beneficios. Las gachas de avena también funcionan, como ya contamos, como una gran fuente de energía. Pero no una energía explosiva como la que proporcionan los carbohidratos simples. Sino una energía liberada lenta y gradualmente, dándonos fuerzas a lo largo de las horas de manera sostenida. Además, el porridge es también rico en ácidos grasos omega 6, otro nutriente fundamental para nuestro organismo, sobre todo para regular los niveles de azúcar en sangre. Genial, ¿verdad? Pues la cosa continúa.

Porque un porridge de avena también proporciona cualidades antioxidantes. Esto significa que protege frente a los radicales libres que dañan nuestras células. O, en otras palabras: combate el envejecimiento del organismo. Si le sumamos, por último, que previene algunos tipos de cáncer como el de ovario o el de próstata, tenemos una receta sensacional que no debería faltarnos en nuestra dieta semanal. Por eso vamos a explicarte, de una manera muy sencilla –porque la receta lo es- cómo preparar gachas de avena.

Receta para hacer gachas de avena

Pero sencilla, sencilla. Primero, vierte agua/alguna leche en un cazo y llévala hasta ebullición. Justo cuando haya empezado a hervir, incorpora al cazo los copos de avena. Remueve y remueve hasta que toda el agua/leche esté evaporada. Y ya está. Sí, ya está. Tapas el cazo y dejas reposar unos minutos antes de servir las gachas de avena en un bol y añadirle toda la fantasía que se te ocurra: plátano, mango, nueces, avellanas, semillas de chía, yogur o cualquier otro alimento que case bien. Ya sabes cómo hacer porridge. No hay excusa para no probarlo.